Para llegar a la comunidad de Paraíso Azul, hay que dirigirse hacia Tacoa, en Catia La Mar. Justo antes de iniciar la bajada a Tacoa uno se desvía por una carretera de tierra y empieza a subir. Y dele con subir. No hay transporte y los pobladores cuando no tienen la suerte de conseguir una cola, pues le toca a pie. Ellos comentan que se mantienen con buena salud gracias al ejercicio diario que sobrellevan con buen humor.
Allí se realizó una mesa técnica de agua, que, me comenta Nelson Oyarzabal, el director de imagen de Hidrocapital, fué una de las más exitosas. Los miembros de la comunidad se entregaron con alma , corazón y vida a la construcción de dos tanques de agua. No es para menos, ya que tener problemas de agua debajo de un cielo caribeño y luego de sus dosis diarias de ejercicio era como para poner todo el entusiasmo posible.
Encuentras una vista hermosa, pareciera que tocas el cielo y rodeado de techos de cartón, pequeños conucos dedicados a humildes siembras, rostros hermosos y sonrisas de amigos te dan la bienvenida.
Pintar un mural allí donde el cielo se confunde con el mar, y donde sólo faltan los aurelianos buendía para encontrarnos con lo real maravilloso.
Es el Paraíso Azul.
El Tanque
La vista
Techos de cartón
Las primeras líneas
Empezando a pintar
Pintando emociones
Pablo orinando arco iris
Producto final
Satisfacción del trabajo cumplido
El descanso del guerrero
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